viernes, 11 de abril de 2008

CAMINATAS DE TRENES

Dos locomotoras sin saberlo llevan el mismo sentido... Ambas han salido de estaciones contrarias en los espacios repletos de acero cargan a miles de pasajeros en los interiores de los vagones, Una de ellas se llama realidad la otra sueño, ambas avanzan deslizándose fuertemente sobre las vías recorren caminos que una esta por ver en el futuro y la otra pronto ha de llegar por donde la otra avanza. Reconocen los caminos pero no son en realidad caminos, avanzan en los futuros que un estúpido llamó caminos. Silban y aumentan su velocidad, entran en túneles desconocidos, la luz se va esfumando, se produce un silencio irrenunciable, algo malo va a suceder.
Alexa trata de despertar, no puede, las manos se tensan, no puede moverlas, aun recuerda los golpes de su padre sobre su cara, aun recuerda los cables de los micrófonos regados por toda su habitación, se halla siendo una niña, las trabes y los puentes de la ciudad la enfrentan a la realidad mientras el sueño sigue su marcha sin muchas esperanzas
Sueño y realidad en trenes se observan a lo lejos, aprecian con sus ojos la catástrofe pronto a producirse. Alexa es la conductora de ambos trenes que viajan a velocidad inexplicables trata de hacer frenar cada uno de sus trenes, pero no puede, porque mientras frena el tren de la realidad, el tren de los sueños va tomando una mayor velocidad, la colisión es inevitable. Los pasajeros se angustian, sacan sus cabecitas por la ventana implorando a un dios sin nombre salve la vida de los pequeños y los ancianos. Todo es vano pronto se producira la colisión. Alexa piensa, reflexiona, busca una linterna, no sabe para que pero la busca, la encuentra, acto seguido la enciende. El sonido balbuceante de ambas locomotoras va disminuyendo, la colisión se produce y las toneladas de acero fundidas en la sangre y las partes de los cuerpos de los pasajeros del tren de la realidad y el sueño salen proyectadas hacia los cielos del dios sin nombre. Mientras tanto Alexa prende y apaga la bendita lampara, la leche contenida en un vaso que su madre le serbio antes de dejarla sola es el escenario perfecto para que el efecto de la colisión se vaya retardando, una y otra vez se produce la colisión y los trenes salen disparados el uno con el otro. La pequeña Alexa se queda sola una tarde más, mira por la ventana a su madre que cruza la avenida en busca de alguna micro que la lleve hasta la secundaria en donde trabaja.

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