Cuando escucho la canción de Willie Colon titulada "Gitana" mi corazón acude ciegamente a remembrenzas del pasado, vuelca en mi solo interior una retrospectiva que fugazmente me invita al ayer y lo hace de una forma casi instantanea, el pasado me lleva a mi pasado en bloques de tiempo que para seguir avanzando han tomada prestada la velocidad de la luz. De pronto el día se hace la noche, el sol se interpone entre la luna y de pronto ambos astros terminan confundiondose en plena boveda celeste uno con el otro. Regreso a un tiempo en el que yo creo ciertamente que fuí un hombre trompetista, un jazzista de la musica de America Latina.
Y vienen a mi mente esas letras que dicen:
En el ambiente se esparce un sentido de tranquilidad, bebo mi cerveza con calma pero tambien con un poco de prisa, ya quiero verte.
Comienzan a sonar los relojes de todas las personas. Mi sombrero se lo lleva el viento. Te presentas ante mi, con una falda blanca y un saco del mismo color. Te veo a lo lejos sumamente hermosa. Alzo la mirada y fijo mis pupilas en tus muslos, hago lo mismo con tu dulce vientre y despues sigo admirando tu figura hasta llegar a tus senos levemente descubiertos por el escote que llevas puesto. Rapidamente guardo la trompeta en su estuche y ahora sólo me concentro en ti.
Te sientas en la mesa y entonces nuevamente aquella canción resuena en todo el ambiente:
Y vienen a mi mente esas letras que dicen:
Por si un día me muero
Y tú lees este papel
Que sepas lo mucho que te quiero
Aunque no te vuelva a ver
Gitana, GitanaGitana, Gitana Tu pelo, tu pelo Tu cara, tu cara
Sé que nunca fuiste mía
Ni lo has sido, ni lo eres
Pero de mi corazónUn pedacito tú tienes
Tú tienes, tú tienes, tú tienes, tú tienes.
Porque sabes que te quiero
No trates de alabarme tú
Pues lo mismo que te quiero
Soy capaz hasta de odiarte yo
En el ambiente se esparce un sentido de tranquilidad, bebo mi cerveza con calma pero tambien con un poco de prisa, ya quiero verte.
Comienzan a sonar los relojes de todas las personas. Mi sombrero se lo lleva el viento. Te presentas ante mi, con una falda blanca y un saco del mismo color. Te veo a lo lejos sumamente hermosa. Alzo la mirada y fijo mis pupilas en tus muslos, hago lo mismo con tu dulce vientre y despues sigo admirando tu figura hasta llegar a tus senos levemente descubiertos por el escote que llevas puesto. Rapidamente guardo la trompeta en su estuche y ahora sólo me concentro en ti.
Te sientas en la mesa y entonces nuevamente aquella canción resuena en todo el ambiente:
Sin mirarte yo te miro
Sin sentirte yo te siento
Sin hablarte yo te hablo
Sin quererte yo te quiero
Willie Colon en mi memoria
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